
Semana Julio 19 - 23
¿CÓMO TRABAJAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL?
INICIARSE EN LA MEDITACIÓN Es una práctica espiritual que, desde la perspectiva creyente sirve para adentrarse más profundamente en el misterio de Dios y discernir mejor su llamada; pero desde una perspectiva no creyente, permite discernir lo esencial, auscultar la voz interior y ordenar las posibilidades del día.
DEGUSTAR LA BELLEZA La inteligencia espiritual, debidamente cultivada, nos faculta para degustar la belleza de toda la realidad, para asombrarnos con las manifestaciones de la naturaleza y del arte. Suscitar el poder de maravillarse, facultar para asombrarse de lo bello que hay en la realidad.
PRACTICAR LA GRATITUD La gratitud por lo que a uno le ha sido dado generosamente por lo que ha recibido de los demás sin merecimiento alguno a lo largo de su vida. Este aprendizaje no sólo es de tipo moral; es de carácter espiritual. Esta gratitud manifiesta, además, una virtud fundamental: la humildad.
LA INTERDEPENDENCIA CÓSMICA Los niños y jóvenes deben aprender a reconocer la interdependencia que existe entre todos los seres, tienen que captar la unidad que subyace a todo cuanto es. Educar la inteligencia espiritual se relaciona estrechamente con la capacidad de reconocer que todas las personas y todos los seres están conectados en la gran red de la vida.
LA EXPERIENCIA DE SERENIDAD El estado de serenidad consiste en ponerse a disposición de la realidad, en preguntar por lo que merece ser pensado, una vez que todo lo que puede hacerse haya llegado a su límite. Significa saber dominarse para mantener la recta relación con las cosas que diariamente nos interpelan, nos apremian temporalmente y nos rodean estrechando el horizonte.
PEDAGOGÍA DEL ASOMBRO Esta capacidad, intimamente vinculada a la potencia espiritual de la persona, puede ser desarrollada y sostenida a lo largo de la vida si uno cultiva su inteligencia espiritual. Las personas espiritualmente inquietas e indagadoras se asombran de todo lo que hay, se asombran por todo; de cómo son las cosas, de la existencia de la realidad, de uno mismo en el mundo.
COMPASIÓN: LA UNIDAD CON EL OTRO Se puede educar para la compasión si se estimula en el niño y el joven la inteligencia espiritual, la inteligencia emocional y social. La primera lo predispone a captar lo que lo une a los otros seres más allá de las diferencias visibles; la segunda le permite expresar y canalizar las emociones positivas, las que benefician a la persona, y la tercera permite establecer relaciones de calidad con los otros seres humanos.
LA POTENCIA DE LA MÚSICA La música estimula, de un modo muy intenso, la capacidad creadora de quienes la cultivan, pero tiene que ser recreada, una y otra vez, para ser motivo de gozo. La música nos hace pensar, sentir y actuar de un modo relacional. La música es relacional por naturaleza y consiste en entreverar ámbito expresivos.
LA EXPERIENCIA DEL SILENCIO No se llega a lo más íntimo de la existencia cuando se habla, sino únicamente cuando se calla, si uno recoge, si se abre al espacio interior y todo lo que en él se contiene. Para ello, es fundamental, desde las primeras fases de la educación el silencio. Una pedagogía del silencio consiste en enseñar a callar.
Recuerda, que tu cerebro ha sido creado para aprender, aprovecha toda oportunidad en todo lo que hace y realiza el Poder de tu Inteligencia Espiritual, incorporando en tus actividades diarias todo lo que has aprendido.
INTELIGENCIA EMOCIONAL
La inteligencia emocional se define como un conjunto de habilidades que una persona adquiere por nacimiento o aprende durante su vida, donde destaca la empatía, la motivación de uno mismo, el autocontrol, el entusiasmo y el manejo de emociones.
Este tipo de inteligencia no consiste en alterar la capacidad de generación de emociones con respecto a diferentes estímulos del entorno, sino se relaciona más con la reacción que una persona tiene frente a ellas, que muchas veces son más impactantes que las emociones en sí que desencadenan esta acción.